domingo, 21 de octubre de 2012

Psicosis



Con un reducido presupuesto pero resultando ser un exitazo mundial, Psicosis es una de las mejores demostraciones de que el negocio del cine no necesita grandes despliegues de medios, solo buenos artistas. Y esto es lo que el genial Alfred Hitchcock demostró con esta aterradora película que sigue generando el mismo canguelo tanto en aquellos que la conozcan como en los que no.



Os espero el 24 de octubre en el seminario C, donde hablaremos no solo del cine de terror, sino también de como la firma de un director puede cambiar totalmente una película.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Palomitas en el cine: Una adictiva idea





Las palomitas. Esas pequeñas amiguitas que te ayudan a hacer la película más amena entreteniendo a tu lengua  intentando sacar los restos de la cáscara tostada del maíz de entre tus dientes. Molestando al de al lado con el incesante ruido al masticar sobre blando y dejando los suelos de las salas de cine como si hubiese habido una guerra civil de palomitas abiertas contra cerradas debajo de tus pies. Aunque no todo es malo, también te quitan el hambre por el módico precio de un riñón. Pero, ¿de dónde viene esta incomprensible e irrevocable costumbre de comer durante la película?
La tontería se le ocurrió a un hombre que vio que los bares de alrededor se llenaban después de cada película. Descubrió en ello una oportunidad de adornar a su esposa con joyas de oro e introdujo la comida menos sucia y rápida de comer que se podía encontrar. ¡Incluso verduras! Durante la Gran Depresión, se producían más copos de maíz de lo que se podía llegar a vender. La oferta crecía y como todo hijo de padre sabe, eso bajaba los precios. Por aquel entonces, el cine se convirtió en el único método de evasión apto para los bolsillos y las palomitas eran las reinas de las meriendas. A otro personajillo se le encendió la bombilla y promocionó las palomitas en todos los cines de su cadena. Asombrosamente las ventas proporcionaron un aumento del 2500% en el beneficio.  Oro que explota en el microondas. Comida adictiva, barata, limpia y rápida, ¿existe algo mejor para todos? Pues sí, cualquier cosa es ahora mejor que comprar palomitas. Actualmente es un lujo demasiado innecesario y sustituible. ¿Alguien se ha parado a pensar que las palomitas aportan 1800 calorías al cuerpo cuando el mínimo general de calorías necesarias al día son 1500? Quizá sea hora de que a otro genio se le encienda la puñetera lucecita y desarrolle otro gancho al consumismo. Hasta entonces, seguiremos usando las palomitas como escusa para rozar la mano de la persona que nos gusta, para molestar a los de adelante, para tener la mano ocupada durante los 90 minutos de film, para que cuando bajes las escaleras sientas con el ruido que vas por un bello paraje lleno de hojas caídas por el otoño, para vaciar las carteras de los papás, para aparentar ser un caballero y proporcionarle a la chica cualquier cosa por un atisbo de felicidad… ¡Ejem! Fantasma ¡Ejem! (Tos grave) Perdón se me ha atragantado la cursilería ¡FANTASMA!
Pues bien, ahora ya sabéis algo más acerca de éste producto tan criticado y deseado. La marihuana del cine, caviar de pobres,  nubes de maíz, corazones rotos, proyectiles de tirachinas, palomas pequeñas, bombas saladas, rompe vestidos, jode-encías… y un largo etcétera. Así que si alguien te tira una palomita o te la mete por la camiseta le puedes contar toda esta chapa y seguro que te dirá algo como “nö tèh râyèh préêèmöhh” (Por lo menos el corrector automático sigue subrayándolo de rojo). Joróbate Flanders. 

(Entrada escrita por Riloser, colaborador del blog)

domingo, 7 de octubre de 2012

El tercer Hombre


Cogemos a un escritor de novelas baratas, una misteriosa actriz, una red de contrabando de penicilina aguada, una decadente ciudad en ruinas dividida entre ingleses, rusos, americanos y franceses y una música de cítara y lo juntamos todo con una fotografía expresionista para obtener esta joya del cine negro.


Esta respuesta europea el cine negro americano supuso todo un éxito en taquilla y la ovación de la crítica que le dio el premio del festival de Cannes de 1949, así como un empujoncito en la carrera de todos los actores que de una manera u otra consiguieron la fama gracias a la peli.

Os espero el 10 de octubre en el seminario C, donde hablaremos del cine negro, de la curiosa producción de la película y de los valores que nos trasmite esta peculiar reflexión sobre lo que un hombre puede hacer cuando los recursos escasean