jueves, 24 de enero de 2013

Blade Runner

Blade Runner es quizás junto con La guerra de las galaxias y 2001, una odisea en el espacio, una de las películas de ciencia ficción más alabadas y conocidas de la historia del cine. Su estética futurista ha inspirado gran parte de las películas de ciencia ficción de los últimos 30 años y su rodaje, unos años después de Alien, el octavo pasajero, dio a Ridley Scott un nombre en la ciencia ficción.



Corre el año 2019. Mientras la tierra se pudre, miles de afortunados viven en colonias extraterrestres, donde androides esclavos llamados replicantes realizan los trabajos más peligrosos. La ciudad de Los Ángeles se ha convertido en un laberinto de rascacielos colosales que eclipsan el sol a las masas, que pululan por calles llenas de humo, suciedad, rótulos de neón y publicidad en pantallas. En este deprimente y salvaje mundo vive Rick Deckard, un ex blade runner. Este es un cuerpo de policía especial encargado de asesinar a aquellos replicantes que pretendan vivir en la tierra huyendo de los trabajos forzados. Pero el retiro de Rick pronto se verá interrumpido por una misión que le llevará a descender a los infiernos de una sociedad brutal.




Os espero en el seminario C, donde hablaremos de la ciencia ficción, la inspiración que dio esta película a tantos autores y de si realmente este género supone mostrar un futuro desalentador.

miércoles, 16 de enero de 2013

¡Se acerca el cumpleaños del tío Oscar!





Es pequeñajo, calvete y no habla mucho, pero todo Holliwood quiere llevárselo a casa. Hablamos del archiconocido premio Oscar, el galardón que la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas entrega cada año a los mejores profesionales de la industria del cine en la que seguramente es la ceremonia más famosa y ostentosa del año. Dentro de tan solo mes y pico se celebra una nueva gala.¿Pero qué es lo que oculta ese inexpresivo culturista de oro tras 85 años de historia?

Pues no solo un montón de anécdotas, sino también el mejor retrato de la evolución del mundo del celuloide.


Harold Lloyd, el famoso actor de cine
mudo fué uno de los fundadores de la
Academia 
La historia de los Oscars comenzó el 4 de mayo de 1927, pero no en una seria reunión de empresa ni un despacho, sino en el comedor del Hotel Biltmore, donde 36 cineastas de todas las ramas (directores, actores, técnicos, abogados, escritores y productores) se dieron la cena de su vida con una clara intención: Crear de golpe y porrazo la academia de Artes y Ciencias Cinematográficas como quien funda un club de tenis. El objetivo de la organización que estos 36 pioneros se decidieron a formar era mejorar y dotar de un poco de consistencia a la caótica industria del cine, que cada vez tenía más peso artístico y económico. Y así, entre efusivos estrechamientos de mano con puro y cara de decisión, se acordó además la creación de un premio para reconocer la labor de los mejores cineastas del año. Pero no solo se fijó la idea ¡También se esbozó el boceto en el mantel! El garabato corrió a cuenta de uno de los técnicos, Cedric Gibbons.

La primera noche de los Oscars
Y así poco después de un año, el sueño de los 36 del Hotel Biltmore se hizo realidad.
Con una asistencia de 270 personas (equivalente al 7% de la gente que acudirá a la ceremonia de este año) y cobrando la entrada a cinco dólares, se entregaron los premios sin casi ninguna expectativa, ya que los resultados se anunciaron con tres meses de anterioridad, seguramente porque si fueran todos los nominados no entrarían en aquel comedor.


El florecimiento de la industria cinematográfica trajo consigo un aumento constante de figuritas: Al mejor montaje, al mejor sonido, a los mejores actores y actrices secundarios… Hoy en día se entregan un total de 24.¿Pero porqué Oscar? ¿De dónde viene el nombre? Bueno, pues aunque no lo parezca, esta anécdota es una de las más debatidas de la historia del cine. La teoría que casi todo el mundo conoce y que más gente da por cierta es la que tuvo lugar en 1931, cuando Margaret Herrick, bibliotecaria de la academia, observó la figurita y dijo: “¡Si es igualito que mi tío Oscar!”. Tanta gracia hizo la observación que ya en 1939 el calvete dorado estilo art-decó tenía nombre de manera oficial.

Lo que el viento se llevó (1939)
mantuvo el record de premios en 10
hasta la llegada de Ben-Hur
Ese mismo año, primero en el que las figuritas tenían el nombre ya reconocido, apareció una de las películas más emblemáticas en lo que los premios se refiere: Lo que el viento se llevó. Esta película, que no solo fue la más cara hecha hasta aquella fecha, recibió un total de 12 nominaciones (de las 20 categorías) y se llevó 10 premios. Este record histórico solo fue superado por Ben-Hur (1959), Titanic (1997) y El retorno del rey (2003), con 11 premios e igualado solo una vez por West Side Story (1961).
Además, aquella película fue la primera que dio un Oscar a una mujer afroamericana: Hattie McDaniel.

Sacheen Littlefeather

Continuando con anécdotas sobre los Oscars y activismo, hemos de mencionar lo que sucedió en 1972 cuando Marlon Brando ganó el premio a mejor actor por su épico papel de Vito Corleone en El padrino. No obstante, la sorpresa llenó la sala cuando en lugar de Brando, la actriz india (nativa americana) Sacheen Littlefeather subió a rechazar el premio en nombre de Brando para denunciar el trato de su etnia en las películas de la época. Era la segunda vez que alguien rechazaba un Oscar en toda su historia. La primera vez no fue tan profunda: George C. Scott rechazó el premio dos años antes ¡Por quedarse a ver un partido de hockey en su casa!


El Oscar de Clark Gable fué rescatado por Spielberg
Esto nos lleva a una pregunta ¿Qué pasa con los Oscars cuando alguien no los quiere?
Pues no creáis que pueden acabar en la estantería de algún coleccionista, porque desde 1950 la academia obligó a todas aquellas personas ganadoras de  un Oscar a firmar que si deseaban vender la estatuilla, debían ofrecérsela primero a la academia por el precio de un dólar. Quien no firme, no se lleva al calvete a casa. De esta manera la academia ha evitado que los Oscars se desperdiguen por ahí. Pero no siempre ha podido ser así: Los familiares de Orson Wells consiguieron vender el premio que le dieron por Ciudadano Kane alegando a que Wells no había firmado. Aun así, las figurillas entregadas antes de 1950 no están sujetas a esta ley, por lo que algunas ya han rulado por el mercado. No obstante a veces aparecen almas caritativas que compran las figuras con el objetivo de devolverlas a la academia, como hizo Steven Spielberg en 1996 al comprar el Oscar que le dieron a Clarck Gable en 1934.

Pero hemos de citar una cosa: La academia no siempre ha tenido tanto control con sus queridos hijos dorados. En la ceremonia del año 2000 casi se quedan sin entregar varios de ellos debido a que desaparecieron. Fue gracias a Willie Fulgear, un hombre que los encontró junto a un vertedero, por lo que pudieron entregarse, eso sí, con Willie como invitado de honor.

Walt Dinsey recibiendo el Oscar y los siete Oscarcitos
No podríamos rematar esta entrada sin hablar de una de las personas con más Oscars en el bolsillo: Walt Dinsey, que acarrea la alucinante cifra de 26 premios, la mayoría por sus cortometrajes. Además, Disney  tuvo el privilegio de recibir un Oscar honorífico por Blancanieves y los Siete enanitos, acompañado de 7 figuritas representado a los enanos. Tal “customizado” galardón lo recibió a manos de Shirley Temple, la persona más joven en recibir uno (Con 5 años).


Ahora que ya sabemos un poco más de todas las historias que nuestro fortachón dorado puede contarnos, solo nos queda desearle salud y más momentos inolvidables que contarnos. ¡Feliz próximo 85º cumpleaños!